martes, febrero 16, 2010

00/00/2009

La suposición con la que llegue al velorio,
Se empezo a dibujar a medida que saludaba,
“ayudandole a sentir”- decian una personas que querian sentir ahí mi
pena o robarme algo de ella.

Unos ojos hinchados , invitados por ese llanto masoquista que sugiere amor,
Amor al finao, que era bueno, correcto, de muchas anecdotas,
“seguro se va al cielo”,
Mientras desoladas,
asomadas esperanzas de estar en silencio o a solas se censuran,
“si esto es una fiesta” – y ahí de loza como la de los platos
o de marmol chino de lavamanos,
Esta palido el tata,
Con cara como de hastio,
Su nariz de halcon y su barba de jubilado mas rasurada que de costumbre,
Hace tanto calor que me dan ganas de desabrocharte un boton de la camisa
Y ponerte el jockey,
Se que me lo agradecerías.

Veo en ti a mis tios,
Sobre todo a mi tio alberto y a mi madre,
Una tez blanca y limpia,
La nariz de siempre y el genio cortito,
Te cuento que te lloran, lloramos,
Nos juntamos como nunca toda la familia,
Pero como se hace siempre en los funerales,
Tengo ganas de despertarte y darte un fuerte apreton,
Verte reir de la forma tan dulce como lo haces,
Me carga el silencio que siento ahora,
Me reprocho lo tarde que aparecí,
Agitado, nervioso, preocupado,
No te olvides de tu herencia: tus hijos,
Que este llanto es gota huerfana, maquinada, malditamente necesaria,
Dulce el dolor,
Baja un cajon vacio,
De seguro te fuiste a apagar las velas al cielo…

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