Sin saber lo que escribo,
Me uno a los que redactan generosamente difícil,
Sigo con la voz de la ponencia que me accidento un acróstico,
Me superan las ganas de juzgar, de describir,
La contemplación tiene tantas esferas,
Como una gota que desaparece en su madre serena,
Ya casi nada me parece irreproducible,
Inclusive el cero, el infinito,
Hasta la imposibilidad de lo posible,
Me rindo ante la rima,
Tal como a un bondadoso escote,
El sonido de la armónica o a un silbido femenino,
He decidido feliz fotografiar con mi lápiz lo que vivo
Y lo que no también,
Trato de revelar mis rollos,
Pero me sobran fotos,
El lente se gasta, falta patrimonio
Y trabajo por el mínimo,
¿A donde voy?
No se…
Si he partido donde el comienzo siempre es comienzo,
Por que el punto final es más falso que el paso de cebra,
Es un break, un comercial,
Quizás por eso el esquizofrénico se esfuerza
Por ascender a loco,
E interrumpir la mentira del orden,
Y seguir de plano la lucha contra pensar,
Por que después de miles de millones,
Siguen los miles de billones,
Pero esto no es matemática
Y tampoco pura retórica,
La coherencia se gasta por los “cachamales” de lo agudo,
Y ahí encontramos rumbo,
El camino sin dirección,
Imagen me atrapa y siento que avanzo
Embalado, lucido, instintivo,
Y ahí donde me veo,
Soy la humilde coma,
Que aspira al punto final,
Ahí solo llega dios…
Tengo fe.
Pienso, imagino,
Descansado escribo… comas.
lunes, noviembre 16, 2009
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